Todos los días del año son susceptibles de convertirse en una fecha especial, pero hay uno de ellos que vivimos de manera diferente desde que nacemos, nuestro cumpleaños. Ese día nos sentimos más príncipes y princesas que nunca.
Sin embargo, hay veces que no basta con sentirlo, también necesitamos demostrarlo y éste precisamente fue nuestro propósito cuando nos encargaron este proyecto: una merienda de cumpleaños entre amigos.
Al tratarse de gente adulta, quisimos huir de las candy tables al uso evitando las golosinas, así que endulzamos a los invitados con una gran variedad de repostería: galletas, tejas, cupcakes, hojaldres... que maridaban estupendamente con sangría blanca, riquísima y muy fresquita. Una combinación perfecta para disfrutar de una agradable tarde de septiembre.
Como veis, le dimos unas connotaciones rústicas a la decoración para que empastase perfectamente con el entorno. Troncos de madera convertidos en bandejas, piñas y una estupenda cortina de hojas de plata, son sólo algunos de los elementos con los que conseguimos el escenario perfecto para celebrar un cumpleaños.
Esperamos que os haya gustado y muy especialmente a la cumpleañera. Que cumplas muchos más!